Los arrastres de tierra, piedras y de cualquier otro objeto desde el Cerro La Popa, es un contratiempo grande para el personal del servicio de aseo Pacaribe, cada vez que se precipitan aguaceros sobre Cartagena.
Ese fenómeno erosivo de la más importante elevación montañosa de la ciudad, en complicidad con la falta de forraje y vegetación en sus laderas, termina afectando las vías de los barrios que están inmediatamente abajo, como son Paseo de Bolívar, Torices, Daniel Lemaitre, San Francisco y otros sectores, en especial la Carrera 17, que recibe y acumula los grandes volúmenes de sedimentos deslizados por las corrientes de agua lluvia.

Esas vías quedan casi obstruidas, aislando a los barrios circunvecinos, por lo cual Pacaribe realiza la tarea de despejarlas y habilitarlas a la movilidad vehicular, pues la acumulación igualmente impide realizar adecuadamente el servicio de recolección de residuos.


“En ocasiones hemos hecho operativos de limpieza de esas vías durante todo el día, y de repente cae otro aguacero, y nuevamente los arrastres de sedimentos dañan todo el trabajo que ya habíamos hecho”, cuenta Carlos Romero, jefe de Operaciones de la empresa de aseo Pacaribe (Promoambiental Caribe).

Anota que para poder habilitar las vías, trasladan hasta los sitios afectados maquinaria pequeña y mediana, como minicargadores y equipos para raspar la tierra.

Cada vez que llueve pueden estar bajando desde el Cerro La Popa aproximadamente 120 metros cúbicos de tierra, y con cada operativo sacan de la zona afectada 6 a 8 viajes de volquetas repletas de tierra, indica Carlos Romero.

A simple vista el problema es difícil de resolver, y solo se lograría mitigar sus efectos en la medida en que se realice un serio proyecto de reforestación de La Popa.
Fuente: Diario el Universal de Cartagena 29/07/2016